Como vine al mundo: a medias inocente, a medias quejosa. En
reclamo, en observación constante. Desnuda.
Desnuda de alma, que es más desnudez que toda la que se
puede alcanzar con el cuerpo. Desnuda de juicios, prejuicios, preconceptos.
Desnuda de esperanza, y en el fondo, esperanzada. Desnuda en la libertad, que
cuando es de verdad, está infectada de miedo, de incertidumbre, de territorios
inexplorados que aterran.
Si pasás por acá y te molesta mi desnudez, seguí de largo.
No pasa nada, ni para vos ni para mí. Si te identificás, quedate, acercate,
aportá tu punto de vista, interactuá. Es valioso, es nutritivo, es
inesperadamente enriquecedor para todos. Si ni fu ni fa, te invito a que
atravieses la indiferencia, y por ahí, mágicamente, sucede algo, aunque más no
sea el enojo. Bienvenido lo que sea que te pase: si te pasa algo, estás vivo,
estás viva. Aunque no te atrevas a desnudarte.
Desnuda. Sé qué habrá días de extremo frío, o de inusitada
aridez. Otros en que el sol me quemará de adentro hacia afuera, teñirá primero
mis sentidos y mis impresiones, y luego mi piel. Pasará de todo. También pasará
nada. Estoy lista, o creo estarlo.
Veremos. Pasean y lean.
Hermoso pasar por acá. Saludos.
ResponderEliminar¡Felicitaciones por este nuevo emprendimiento! Te estaré siguiendo como fiel admiradora de tu escritura.
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